Benditos los que sólo lloran solos
los que hablan lenguas muertas
los que creen en dioses aún no aparecidos
y se quedan dormidos sobre el atlas
(los labios en Ceylán la nariz en Angola)
benditos los que huyen
los que dice que no y se van silbando
los tontos, los inútiles los otros
los que no opinan nada sobre nada
los que sufren por no saber mentir
benditos los que aman y están solos
los que no tiene prisa ni lugar
los que no dicen nada
los que se van sin más explicaciones.
Juan Vicente Piqueras
*
Me gusta especialmente este poema, y siempre que lo leo, siempre,
cuando ya he cerrado el libro y ni siquiera estoy donde estaba,
me doy cuenta -sin darme- que la Bendición no acaba. Sigue. Continúa…
Benditos los que bailan sobre su sombra con tan sólo
la arena en sus pies y la luz girandoLos que están perdidos y no acaban de encontrarse
y no quieren encontrarse
Los que trazan las lineas de las casas sobre la tierra,
sobre papel en blanco
Bendito tú, que tienes el fuego en tus manos
y aún no lo sabes…