18 enero, 2007

22:45




He llegado de trabajar. Qué poca luz hay del tranvía a casa, pero nunca me da miedo. Me gusta oir mis pasos y ver las ventanas encendidas de las casas. En la estrechez de esta noche no cabe ningún verso. Ya ví vuestros territorios y no hay nada nuevo. Olvidé un número de teléfono.

Mañana hará mucho viento. Eso dijeron las noticias. Cuando llegué a mi portal la llave estaba echada, debe ser que la Sra. Graf ya sacó a su perro. Mi casa no tiene pestillo. Subo las escaleras sin hacer ruido. Aunque lo hiciese nadie lo oiría. La Sra. Graf dijo que este domingo iba a nevar. Sin ruido...
Olvidé un teléfono, sí, pero mañana será otro día.

Apago la luz.
Dulces sueños.




11 comentarios:

emejota dijo...

Siempre hay algo nuevo aunque no lo parezca. El domingo va a nevar.

(nuevo y nieve se parecen pero siempre nieva sin ruido)

Paralelo 49 dijo...

¿sí?

emejota dijo...

claro, lo que pasa es que hay poca luz.

Anónimo dijo...

asi no hay quien duerma

emejota dijo...

Es el perro de la señora Graf. Le duele la pata derecha porque el domingo va a nevar.

Paralelo 49 dijo...

Yo creo que estás en lo cierto emejota, porque cuando baja las escaleras hace un gesto raro justo con la derecha trasera.


Desde luego m., con la señora Graf no hay quien duerma.

Lo mismo te la encuentras por las escaleras emejota, te dejará pasar a ti.

Las ramas se mueven mucho. Yo qiuero volar a 130kms/h e irme lejos lejos lejos.

Unknown dijo...

(os lo digo muy bajito para no romper el silencio, cuidado con el viento que creo que está enfadado)

emejota dijo...

Ahora que lo pienso, creo recordar que "Así no hay quien duerma" era una serie de 130 capítulos/hora.

(¿La señora Graf es diestra o zurda?)

Paralelo 49 dijo...

Sí? qué cosa!

(ni idea, me fijaré a ver cómo abre la puerta)

Anónimo dijo...

Un hombre escribió un poema sobre un perro y la nieve, un perro en la nieve. El poema encerraba un intento de expiación y una historia: Un hombre vivía solo. Un perro iba a ser abandonado por su dueños. El hombre quiso adoptar al perro. El perro no se adaptó a la ciudad (donde vivía el hombre) pues era un perro de campo (como son todos los perros). El perro, nervioso y desubicado, montaba al hombre, le marcaba con los dientes. El hombre comprendía al perro y no se lo reprochaba. Pero también comprendía que no podía tener al perro. Los antiguos dueños no querían saber nada del perro. El hombre no pudo más y dejó al perro en manos de quien le había puesto en contacto con sus dueños. El hombre no pudo soportar volver a ver al perro. El perro vive en el campo ahora con otros hombres. El hombre sigue viviendo solo y ya no es amigo de quienes le pusieron en contacto con el perro. El hombre asume su equivocación y sigue amando a los perros. El hombre y el perro son felices. Ya no nieva en invierno.
El hombre.

Paralelo 49 dijo...

"En algún otro lugar
Se nutrirán de calor mis gestos de lobo.
Aúllo algunas noches para cobijar
el dolor callado de aquel hombre.

Seguirán los mirlos bebiendo en el estanque"
Pensó el perro.