Hasta los huesos
Allí, donde la lluvia cala
guardo un trozo de tierra,
unas hojas de plátano,
el olor de sus troncos,
el color de la savia…
Guardo tu transitar sorteando
antiguas atarjeas,
las arañas tejiendo en el sol
sus hilos infinitos,
el sonido verde del agua
entrando en el estanque,
las sombras chinescas sobre los muros
como inverosímiles figuras de otro cuento.
Sigo el crujir de tus pasos
rompiendo todos los silencios;
alcanzarte entre los bancales
en la última claridad de los días.
Guardo tu voz entre mis huellas,
en el lado invisible de las cosas,
allí,
donde la lluvia cala.
2 comentarios:
O cuando un poema no es solo descripción, sino sobre todo lenguaje y más allá sentimiento. Y una sorpresa.
Feliz retorno.
Y la certeza de los seres que habitaron una vez tu vida, que acaso nunca se van,
que acaso siguen estando aquí.
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