01 marzo, 2006

Apenas, Marzo

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"Dos llamas pueden

entrelazarse en una sola luz,
pero dos pieles tienen
sonidos muy distintos al rozarse,
son bordes diferentes de una misma distancia..."

Pedro A. González Moreno

3 comentarios:

Unknown dijo...

"bordes diferentes de una misma distancia"....la frase encierra la lejanía más cercana que se puede sentir. La imposibilidad de fundirse en uno solo pero a la vez tan cerca que casi es uno.

Tal vez esa mínima distancia es lo que nos hace sentir el calor...

Anónimo dijo...

Tal vez,pero también se puede hacer sentir el calor en la lejanía, haciéndolo salir desde dentro, desde el fondo, tan fuerte que no haya distancia posible que lo pare, que no haya nada en la naturaleza que lo frene. Nuestra fuerza es infinita, lo puedes sentir desde donde estés, sólo hace falta que des el permiso para entrar...porque eso si, no hay calor suficiente en ningún ser, capaz de llegar a quién no quiere, esa barrera si que es infranqueable... o no

Paralelo 49 dijo...

Tal vez Rachel sea eso, tal vez el calor no ande tan lejos

La verdad es que no sé muy bien a qué te refieres dd...

Éste es el poema entero. No sabría decir que es lo que más me gusta. Puede que sus sonidos minerales (no recuerdo de donde son ), o la palabra "intemperie" que me fascina. Todo en su conjunto. Supongo que lo que también me gusta es, el intentar componerlo de nuevo en la memoria, mientras espero algún semaforo o simplemente espero.
A veces sostengo el poema en mi garganta, en el paladar como el vino... y lo saboreo.
Así me gusta leerlos, sencillamente, dejandome llevar.

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Dos llamas siempre pueden
entrelazarse en una sola luz,
pero dos pieles tienen
sonidos muy distintos al rozarse,
son bordes diferentes de una misma distancia.

Por eso la caricia es como un huésped
que llega y que se asoma pero nunca se queda;
un huésped, como el aire, condenado
a quedarse en el filo de todo lo que toca,
condeando a quedarse
a este lado del cuerpo que se llama intemperie.

Y por eso es invierno fuera de ti, por eso
hay escarcha en mis manos,
que querrían ahora
tocar -si se pudiera- tu memoria,
ser tan sólo una sombra vagando en tus recuerdos
y ver el mundo desde ti, tocarlo
desde ti; ser tan sólo
un oculto destello de la luz con que me miras.

Pedro A. González Moreno