Tú que no encuentras la hendidura entre las rocas,
ni talud donde anidar la paz de algunos días.
II
Hay un ave extraña que no se alza en vuelo. No se encumbra sobre los montes sino que los concibe desde abajo. Bate sus alas y no se eleva, mas en la turbulencia que su pluma dibuja se comprenden todas las distancias, las lejanías; el canto de su soledad que no conoce horizonte sino incertidumbre.
Qué soledad más pura atraviesa el pájaro
en qué instinto vital se apoyará su vuelo