No habrá nada que hacer. Vástagos de la incertidumbre, hijos del azar, verbo de Gilgamesh, atravesamos los días a tientas. Será la luz saber que nada nos quede por decir, por hacer. Quizá lo único que nos guarde, nos ampare, nos porteja, nos escude de la noche negra, sea vivir el instante. Cada instante. Único instante
Instante
Mira mis ojos. Vencen el sonido.
Escucha mi dolor como una luna.
Así rodando plata en tu garganta
duerme o duele.
O se ignora.
O se disuelve.
Forma. Clamor. Oh, cállate. Soy eso.
Soy pensamiento o noche contenida.
Bajo tu piel un sueño no se marcha,
Un paisaje de corzas suspendido.
Vicente Aleixandre
4 comentarios:
carta ganadora, Aleixandre.
Uno lee "bajo tu piel un sueño no se marcha", por ejemplo, y queda reverberando. Y el sentido del poema se deshace porque se abandona el instante para entrar en una secuencia larga.
Pasemos del instante a la secuencia. Al instante alargado. Y si no se puede, volvamos al instante instantáneo.
Una entrada fundamentada. Sí señora.
Aleixandre... Qué grande, qué grande.
Y cómo te marca el instante, ese en el que es mejor sucumbir que dejar pasar.
¿Cuánto dura la tristeza, Maga? Podría ser un instante, ¿te apuntas?
Instantes...sí, los instantes, no lo instantáneo:
http://tempero-koroneiki.blogspot.com.es/2011/07/habitats_23.html
Besos.
Silencio ensordecedor curiosamente...
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