Shockeado por Maillard, pongo aquí el centro de "Aquí", porque viene quizás al caso.
... Su ojos. Tus ojos --¿tus?-- sí, cálidos ojos-lago, ojos-aquí. Aquí, como los niños y los idiotas. Por eso tus ojos, para quedarme. Para seguir aquí. Para aguardar aquí. ¿Aguardar qué? No importa. Para aguardar. Chantal Maillard
Contesto a tu último correo en el blog, y así de paso lo visito, ya que siempre hay novedades interesantes. Gracias por enviarme "No me sueltes", de Salinas. Sí, lo conocía, pero lo tenía arrumbado en ese lugar de la memoria donde va aquello que creemos haber olvidado, hasta que de pronto descubrimos que sí lo recordábamos. Releerlo me lleva a otro tiempo, otras vivencias. Con este poema, quien esté enamorado sólo puede concluir que hay muchos sentimientos que el lenguaje no puede expresar (tal vez sí la música...), pero, pese a todo, hay quien logra ponerlo en palabras. Gracias otra vez.
Sí, es que comentando en el blog de Nán me acordé de ese poema y como para mí es de los esenciales y quedamos precisamente en eso, por eso lo envié. Me encanta que pases (paseis) por aquí o por allí o por donde quieras(querais).
Y...¿cómo había pasado yo de largo de esa luz secreta que hiere y canta? ¿Acaso porque me había deslumbrado y no me había repuesto? Ya ves...luz sobre luz o contra luz...¿Acaso -como el agua por el río- tampoco pasará dos veces la luz sobre el mismo paisaje?
13 comentarios:
Terrible invitación. A la herida.
Pero, como siempre, tus haikus son arrebatadores.
¿No hay una crítica? ¡Claro que sí! Tengo que ver la foto en blanco y negro para ver esa luz de la que hablas.
Yo veo tu ojo en lo que brilla.
No importa en qué color la veas Nán, pues Lara tiene razón, la luz no está fuera, está en tus ojos.
Las luces siempre son secretas, nunca son las mismas para todos.
Por suerte, hay bosques todavía para que sigas mirando con esos ojos de avispa fugaz.
Shockeado por Maillard, pongo aquí el centro de "Aquí", porque viene quizás al caso.
... Su ojos. Tus
ojos --¿tus?-- sí,
cálidos ojos-lago, ojos-aquí.
Aquí, como los niños
y los idiotas. Por eso tus ojos,
para quedarme. Para
seguir aquí. Para aguardar
aquí. ¿Aguardar qué? No importa.
Para aguardar.
Chantal Maillard
¿Es ese el ojo, Lara, Paralelo, Carmen?
Ése, Nano, justo ese ojo.
Muchísimas gracias Nán por regalarnos ese centro de mesa que parece, centro de la tierra donde el fuego hierve.
A mí me encantan los poemas que se interrogan. Me encantan
Ese precisamente es. Es el de Maillard.
Creo que nuestros ojos, Nán, para lo que tú quieras...
Estoy con la Niña Lara y con Par: es ése precisamente.
Contesto a tu último correo en el blog, y así de paso lo visito, ya que siempre hay novedades interesantes. Gracias por enviarme "No me sueltes", de Salinas. Sí, lo conocía, pero lo tenía arrumbado en ese lugar de la memoria donde va aquello que creemos haber olvidado, hasta que de pronto descubrimos que sí lo recordábamos. Releerlo me lleva a otro tiempo, otras vivencias. Con este poema, quien esté enamorado sólo puede concluir que hay muchos sentimientos que el lenguaje no puede expresar (tal vez sí la música...), pero, pese a todo, hay quien logra ponerlo en palabras. Gracias otra vez.
Sí, es que comentando en el blog de Nán me acordé de ese poema y como para mí es de los esenciales y quedamos precisamente en eso, por eso lo envié.
Me encanta que pases (paseis) por aquí o por allí o por donde quieras(querais).
Muchas gracias a vosotros.
(a ti)
Y...¿cómo había pasado yo de largo de esa luz secreta que hiere y canta? ¿Acaso porque me había deslumbrado y no me había repuesto? Ya ves...luz sobre luz o contra luz...¿Acaso -como el agua por el río- tampoco pasará dos veces la luz sobre el mismo paisaje?
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