Son vivísimas estas fotografías, ¿también tuyas? Me gustan mucho, sí. ¿Por qué esa dedicatoria a tu padre tan increíble e impresionante? ¿Por qué está él en cada sombra y en cada luz? (Lo siento, tal ve me entrometo y pregunto demasiado, ignórame si lo consideras así)
Las fotografías las hice yo. Todas las fotos del blog, mejores o peores, las tomé yo.
¿La dedicatoria? Porque realmente es así,. Está presente en todo lo que yo hago. Aunque él no lo sepa, es uno de los pilares que me mantiene, que me hace mirar, observar, aprender, sobre todo seguir en esta vida mía que la siento ajena a veces. Sobrelleva con una dignidad asombrosa la perdida que en el cuerpo ha causado el tiempo y la enfermedad; su incapacidad de manejarse solo, el vacío, la ingratitud o la indiferencia de los demás... Siento una profunda admiración hacia él, de cómo ignora, conscientemente, su última estación. Es ejemplo para mí. Esas plataneras son parte de lo que hoy dedica su ilusión. He aprendido mucho de ese fruto y de ese frágil árbol.
Y yo a mis 35 debería tener claro que la gente ha de irse, que es ley de vida, sin embargo a liz le cuesta tanto entenderlo, y aún más aceptarlo…
6 comentarios:
Que bonito verde.....que brillante y que cálido a la vez
Grünch........
qué afortunado tu padre, que le dedicas esas preciosidades plataneras!
Gracias Rachel :)
Gracias Blandina, a ti te gustan más amarillitos que lo sé :))
Un beso fuerte
Son vivísimas estas fotografías, ¿también tuyas? Me gustan mucho, sí. ¿Por qué esa dedicatoria a tu padre tan increíble e impresionante? ¿Por qué está él en cada sombra y en cada luz? (Lo siento, tal ve me entrometo y pregunto demasiado, ignórame si lo consideras así)
No, no quiero (ni puedo) ignorarte.
Las fotografías las hice yo. Todas las fotos del blog, mejores o peores, las tomé yo.
¿La dedicatoria? Porque realmente es así,. Está presente en todo lo que yo hago. Aunque él no lo sepa, es uno de los pilares que me mantiene, que me hace mirar, observar, aprender, sobre todo seguir en esta vida mía que la siento ajena a veces. Sobrelleva con una dignidad asombrosa la perdida que en el cuerpo ha causado el tiempo y la enfermedad; su incapacidad de manejarse solo, el vacío, la ingratitud o la indiferencia de los demás...
Siento una profunda admiración hacia él, de cómo ignora, conscientemente, su última estación. Es ejemplo para mí. Esas plataneras son parte de lo que hoy dedica su ilusión. He aprendido mucho de ese fruto y de ese frágil árbol.
Y yo a mis 35 debería tener claro que la gente ha de irse, que es ley de vida, sin embargo a liz le cuesta tanto entenderlo, y aún más aceptarlo…
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