(Tres días después)
A brickbybrick y Rachel que me preguntaron por el frío,
los refugios y me dejarón pensando...
El frío es una metáfora. Aunque reconozco que literalmente este último invierno en vez de quedarme en casa y guardarme de él, hice todo lo contrario. Me refugié abandonándome, precisamente, al frío. Sintiéndolo como un desafío durante el recorrido diario a través de un bosque, helado, cubierto. Un lugar sumergido en su profundo sueño, en el silencio de la hibernación y del hielo coronando las hojas... Quise saber del olor nacarado de la nieve. Todo, aparentemente impasible, insensible, indiferente, muerto; y significativamente vivo, latente. El frío, como una sensación extrema y a la vez una experiencia reveladora. Y sí, como usted dice Brick, es una contemplación, reflexiva pero en ningún caso distante. Me pregunté muchas cosas, entre otras: ¿Y cuando el frío es interno y entonces no hay abrigo posible, y el único cobijo es la intemperie sólo y a solas? El Frío. La nieve es una parábola. Ese mar albino e inmaculado…uno piensa mucho...porque la lluvia tiene música pero la nieve no… Y nieva a mares ese silencio blanco de verso azul.
No lo veo melancólico, ni triste y desde luego si eso es lo que se ha visto aquí (en el post anterior, en este) no es lo que pretendía. Refugiarse no lo entiendo como un acto lánguido o triste es sencillamente ganas de estar con uno mismo. Curiosamente debe ser que de alguna manera me inmunicé porque por extraño que suene después de tanto no me resfrié ni una sóla vez. Me gusta el frío y la quietud invernal me inquieta, me conmueve.
Sí Rachel, me refugio. De vez en cuando. Y voy muy lejos a veces, otras a ninguna parte; otras en los puntos suspensivos; en un cruce de caminos; en la música; en las rayas de una cebra; en un racimo de uvas; en este cuaderno negro o en espacios en blanco; y … en el frío. Me gustaría hacer ese viaje ¿Sabes si llega algún barco allí?
No lo veo melancólico, ni triste y desde luego si eso es lo que se ha visto aquí (en el post anterior, en este) no es lo que pretendía. Refugiarse no lo entiendo como un acto lánguido o triste es sencillamente ganas de estar con uno mismo. Curiosamente debe ser que de alguna manera me inmunicé porque por extraño que suene después de tanto no me resfrié ni una sóla vez. Me gusta el frío y la quietud invernal me inquieta, me conmueve.
Sí Rachel, me refugio. De vez en cuando. Y voy muy lejos a veces, otras a ninguna parte; otras en los puntos suspensivos; en un cruce de caminos; en la música; en las rayas de una cebra; en un racimo de uvas; en este cuaderno negro o en espacios en blanco; y … en el frío. Me gustaría hacer ese viaje ¿Sabes si llega algún barco allí?
8 comentarios:
Sólo conozco un barco....y te puede llevar donde quieras...al blanco de las rayas de la cebra....al espacio deseado del pentagrama...a ser un copo de nieve* * * más en la inmensidad * * * pero siendo diferente.....lejos, cerca....pero siendo siempre tú
Este post es uno de esos casos en que una aclaración realmente aclara (no siempre lo hacen). Comprendí. En cuanto a la melancolía y la distancia, iban por mi cuenta, eran parte de lo que me evocó su post anterior, de por sí muy evocativo.
Y agradezco desde luego su deferencia. El tiempo que se tomó en aclarar y en enlazar, todo lo cual recibo con alegría.
Saludos.
Una amiga dice que el frio se siente muy higienico.
Cada uno tiene su percepción.
Lo más higiénico que conozco es la superficie solar a unos 5.500ºC y eso, no es ciertamente frío...
Emiliano, saludos.
Sí, siempre soy yo. La misma aquí, ahí y allí.
Brick, No hay de qué
No puedo asegurarle que llegue ningún barco hasta allí.
Sólo le aseguro una lista de espera de voluntarios para embarcarse..
El frío es lo que hace...
Habræa que esperar entonces...
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